Te pido Niño que le des esperanza de recuperarse a todas las familias que han perdido seres queridos, bienes materiales, vivienda, mascotas. Que pronto los gobiernos locales y el nacional cumplan lo prometido de resolver los problemas a los damnificados para que tengan el mínimo de comodidades para un buen vivir. Haz que los fenómenos naturales no golpeen tan fuerte a los habitantes terrestres. Ayuda a la gente a entender lo que es el cuidado del ambiente y el peligro latente si se destruye. Te voy a pedir que no proliferen las armas nucleares, que se concreten las leyes de desarme, sobre todo en Venezuela y Colombia. Desarma a los terroristas y agresivos. Te pido que los presos de nuestras cárceles no se maten entre ellos y no los maten.
“Jesusito de mi vida, que fuiste niño como yo, por eso te quiero tanto y te doy mi corazón”, te pido que no dejes nunca que esta oración se apague y que mis hijos la sepan comprender y orar por siempre.
Te sigo pidiendo que los gobernantes, patrones o jefes cumplan con el pueblo, con los obreros y empleados, en otorgar lo que les corresponde en relación a su salario.
Para Venezuela te pido que evites más división de familias, de clases sociales. Que no se fuguen nuestros hijos, nietos, sobrinos del país; y si se van, protégelos en todo momento y que prosperen en lo que quieran hacer. Danos la oportunidad de visitarlos.
Aleja de Venezuela y sus vecinos las tormentas, terremotos, sequías, inundaciones, plagas, el dengue, paludismo, tuberculosis, la violencia, la corrupción, la envidia, el odio, el miedo, las armas, la guerrilla, los mafiosos, narcotraficantes, bandidos, forajidos. Acerca a nuestro país el amor, la luz, la verdad, la tolerancia, la paciencia, la paz.
Y “por ahora” en vez de pedirte te ofrezco: ser mejor con el prójimo, como esposo, hijo, padre, amigo y acercarme más a ti.
Rubén D. Lopera
rdlchez@gmail.com
jueves, 30 de diciembre de 2010
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