“Si la naturaleza se opone, lucharemos contra ella y haremos que nos obedezca”, palabras expresadas por nuestro Libertador Simón Bolívar en medio del temporal que le amenazaba a él y a los civiles que intentaban salvar al país del ataque de los ejércitos españoles.
Pero, como bien sabemos, la naturaleza no obedece órdenes. Cuando mucho podemos apelar en momentos difíciles a su misericordia a través de ruegos y oraciones.
En tiempos antiguos, algunas tribus realizaban rituales y apreciaban grandes sacrificios, con el interés de obtener favores de la naturaleza en pro de buenas cosechas o para apaciguar su furia. Hoy en día esas prácticas no son comunes.
Sin embargo, pareciera que la naturaleza misma se procurara sus propios sacrificios pues en sus embates arrastra con la vida de niños, ancianos, indigentes, ganado, cosechas y todo cuanto se atraviese a su paso.
Algo muy cierto es que mucho de los desastres ocasionados por ella son culpa nuestra.
Por siglos le hemos atacado, desviando cauces de ríos y quebradas, talando árboles, quemando sabanas y deforestando bosques, cerros y montañas en nombre de nuestro “bienestar”.
Tal vez, aún estemos a tiempo de enmendar nuestros errores. Si dejamos de pretender que la naturaleza sirva a nuestros intereses y la tratamos con el debido respeto y procuramos devolverle algo de lo mucho que le hemos quitado.
Si al menos intentamos curar las tantas lesiones ocasionadas, si reestructuramos nuestra forma de vida en pro de una buena convivencia e interrelación armoniosa, así quizá volvamos a disfrutar de sus favores en lugares de sufrir sus furias.
Como última reflexión en esta nota, quiero recordar a los lectores que un hijo no debe nunca maltratar a su madre, por tanto no debe ni puede maltratar a la “Madre Naturaleza”.
Vilma Centeno
Habitante y vocera del consejo comunal de La Vega
vilma_centeno@hotmail.com
jueves, 16 de diciembre de 2010
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario