La superpoblación urbana es el principal problema de América Latina. En el último medio siglo se ha invertido la distribución de la población rural-urbana latinoamericana, a tal punto que el 80% de la gente vive en ciudades. Caracas no escapa de ese drama, lo cual en nuestro caso se lo debemos al boom petrolero y al descuido de los gobernantes de aquellos tiempos que dejaron fluir el creciente problema con apenas un intento con la reforma agraria de los años 60.
Hablar primero de reconstrucción urbana es obviar ese problema, que es meramente social. Caracas, más que una ciudad, es un desordenado asentamiento humano que creció sin planes y al buen ojo de los visionarios de la época como Luis Roche, un zapatero que se metió en el negocio de las casas junto con otro visionario, el ex boticario Juan Bernardo Arismendi, el suegro de Villanueva, y sacaron La Florida, Altamira y todo ese desorden en terrenos planos y fáciles.
El error fue tan grave que en lugar de crear incentivos hacia el campo, Juan Vicente Gómez se dejó llevar y creó el Banco Obrero para financiarle la compra de las casas a los campesinos que iban llegando, y 30 años después Marcos Pérez Jiménez se lanzó 38 superbloques y 67 edificios más, hoy 23 de Enero, para albergar a los más necesitados. De esta manera se consolidó el criterio urbano petrolero sobre el agrícola rural que ante la incapacidad del Estado de atender las crecientes necesidades, trajo después como consecuencia y de manera inevitable la consolidación del barrio José Félix Ribas, el segundo asentamiento suburbano más grande de América Latina.
Si definimos como construcción urbana aquellas obras hechas después de un proyecto, Caracas no llega a albergar en asentamientos urbanos ni al 20% de su población. El resto está en esos asentamientos espontáneos. La llamada ciudad está saturada desde hace tiempo y pareciera que no lo hemos asimilado a pesar de que lo que ha venido sucediendo en los últimos años es la tercera y última etapa: la sobresaturación, el germen de los damnificados, de los delincuentes y el precursor del caos. O mudamos la sobresaturación o ella misma se encargará de la ciudad.
José Durabio Moros
Ingeniero, ex consejero de Últimas
Noticias / josedurabio@gmail.com
jueves, 3 de febrero de 2011
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