Querer a Venezuela

Como dicen por ahí, "cada cabeza es un mundo". Me acordé clarito de esta expresión cuando viví una experiencia tan mala, desagradable y deprimente hace tres años, estando por primera vez en tierra colombiana; exactamente me encontraba en la ciudad de Bogotá montado en un taxi con toda mi familia vía a la Plaza Bolívar de esa capital. Para mi sorpresa, en plena conversación con el chofer, yo le manifestaba todas las cosas buenas de nuestro país, al concluir mi exposición, muy decentemente me respondió "es primera vez que se monta en mi carro un venezolano que hable bien de su país, porque todos me hablan mal".
Mayor indignación; es evidente que lo único perfecto en esta vida es Dios, por eso, toda nación del mundo tiene sus encantos o desencantos. Ahora bien, lo que no se concibe es que una persona nacida y formada en Venezuela aniquile la imagen de su nación en otros países del mundo. ¿Por qué no decir lo bueno? ¿Será que no queremos a nuestro país? ¿Seremos verdaderos venezolanos? Reflexiones éstas que pongo en el tapete.
Algo contradictorio, muchas de las personas que migraron a Venezuela desde Europa y otras naciones del mundo, huyendo de su país natal por las guerras, el hambre, el clima, etc., nacionalizados hoy por hoy como ciudadanos venezolanos que son, aman y expresan que Venezuela es el mejor país del mundo, que todo lo que son y poseen se lo deben a ella. Pequeña diferencia ésta, porque cuando nosotros emigramos a cualquier parte del mundo siempre somos y seremos tratados como extranjeros, al punto de que para los trabajos más duros florecemos como las mejores opciones al cargo y no basta con eso, sino que en nuestra propia tierra somos incapaces de hacer lo mismo.
La culpa no es de la vaca, una parte es de nosotros mismos. Como dice el gran escritor uruguayo, Eduardo Galeano, "el mundo al revés".
Autoevaluémonos y esforcémonos en declarar palabras de bendición sobre nuestro país.

Alexander José Bello Sánchez
Habitante de La Tahona. Baruta.
alexbello_5@hotmail.com