El bullicio del mercado se ha vuelto
tormentoso tras las memorias de una Venezuela libre de aquella decadencia, la
cual nunca pensamos que llegaría a alcanzarnos. El silencio ha desaparecido y
los días se han vuelto iguales, pues la alegría de escuchar un “es quincena, hoy,
cobro los billullos” se ha convertido en la expectativa de saber “¿me alcanzará
para el mercado?”.
“La vida en Venezuela se ha vuelto
cada vez más difícil”, dijo doña Juana, quien a sus 72 años es protagonista de
la tediosa espera en el supermercado Bicentenario. Es ella quien semana tras
semana tiene la penosa tarea de hacer las compritas para resolver la papa de
sus cinco nietos.
El silencio y la calma me preocuparon
de momento, no porque el bullicio se haya vuelto parte de mí, sino porque
parece ser un síntoma que denota costumbre. Pero, luego de varias horas siendo
testigo de lo que para mucho es un acto humillante, es lo más lógico, ¿no? Una
fila larga y una inmensa espera parecen ser los principales protagonistas del día,
donde darse cuenta del problema presente es más fácil que pelar mandarina.
La tarde seguía avanzando y yo
continuaba a la espera de algo distinto a lo peculiarmente repetido cuando, de
repente, llegó un grupo de personas que se diferenciaban del resto no solo por
su apariencia física, sino también hasta por la forma de expresarse.
Entre ellos, una mujer gritó: “Ponte
pila en el negocio. Averigua si hay café, papel, mantequilla. Mete a Wilmer en
la cola que hoy le toca a él bachaquear”.
Lo único que pude procesar al
escuchar eso es que, mientas un grupo pasa trabajo parejo en estas colas, otro
grupo se beneficia, ya que vender el derecho de poder estar allí se ha
convertido en el principal negocio de los últimos trimestres.
Parece que se nos adelantó Semana
Santa y desde hace rato. Encontrar los productos de la cesta básica es un
verdadero viacrucis para todos los venezolanos que debemos visitar al menos
unos siete establecimientos para completar las compras, pues conseguir ciertos
artículos es un verdadero lujo.
CHIRLEY RODRÍGUEZ
chirleyvictoria@gmail.com
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