Al final del bello camino de Los Pinabetes, luego de haber realizado una hermosa subida por el bosque nublado, todavía con la visión de tanta belleza, y toparse de sopetón con esta cruda realidad de basura que desborda de un receptáculo es grotesco, el alma se te cae a los pies. Echémosle una manito querido guardaparque, los turistas y/o visitantes se lo agradeceremos.
Edilia C. de Borges
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