Hoy celebramos con alegría, humildad y orgullo el Día Internacional de la Mujer. Esta fecha es motivo de ilusión y renovadas esperanzas; volver a festejar esta efeméride que nos cubre de fuerza, de lucha, de tenacidad, de amor, de sueños y de otras fortalezas que contribuyen, sin duda, al enriquecimiento personal, familiar, del hogar, del trabajo, de la comunidad y de la patria.
Es así que con esta festividad queda sellado por un año más el valor preponderante de las féminas en el mundo, que con el transcurrir del tiempo se ha convertido en el punto central de innumerables luchas, iniciativas y conquistas regadas con el sudor de la constancia.
En Venezuela, por ejemplo, las mujeres desde cualquier tribuna han conquistado sus espacios con tenacidad, audacia y perseverancia. Cada escaño ganado ha sido producto de ese esfuerzo que hoy queda reflejado en los logros del bienestar familiar, en la orientación del hogar, en la fuerza creativa y productiva del trabajo, en su activismo comunitario y el amor por la patria observados en su activa participación en todos los sucesos de cambios y transformaciones relevantes para el país.
Todos esperan de las mujeres grandes causas. Esas expectativas siempre estarán allí y por eso a ellas, independientemente de su actividad, profesión u oficio dedicamos este justo reconocimiento y aplauso por su valentía, coraje y amor.
Reciban con fe este nuevo amanecer. La entrega es y debe ser total y permanente. Hay que continuar regando buenos ejemplos para que nuestras herederas prosigan el legado de buenas acciones, prosperidad y logros.
Y como dijo la Madre Teresa de Calcuta: "A veces sentimos que lo que hacemos es una gota en el mar, pero el mar sería menos si le faltara una gota".
Dulce María Carpio
Educadora de la urb. El Rosal, Chacao
No hay comentarios:
Publicar un comentario