lunes, 20 de enero de 2014

LA ESCUELA, UN VECINO QUERIODO


Desde hace más o menos dos décadas, la escuela venezolana es una de las instituciones de la sociedad que ocupa alto centimetraje en la prensa nacional, regional y local; cuando no es por las deplorables condiciones físicas en las que se encuentran muchas de ellas, es por las incursiones del hampa en sus instalaciones.Son noticia porque están siendo azotadas por la delincuencia y, generalmente, eso ocurre en época de vacaciones escolares. Las escuelas, esos sitios donde los niños de una comunidad acuden a formarse, están siendo agredidas de manera recurrente, ¡y habrá que preguntarse por qué!Habrá tantas respuestas como personas lean esta reflexión; sin embargo, he aquí mi óptica del asunto: la escuela, como institución encargada de la educación de nuestros niños, no ha logrado establecer con la comunidad que le rodea ni siquiera un vínculo vecinal. Ese vínculo que se forma entre las personas que comparten un espacio de vida y que se constituye en un escudo protector cuando algún miembro de la comunidad no está presente; es fundamental que la institución escolar sea capaz de configurarlo. No se trata solo del llamado vínculo escuela-comunidad en el cual la primera, en algunas oportunidades, echa mano de algún recurso de la segunda para desarrollar sus actividades curriculares o extracurriculares; se trata de que se configure un verdadero sentido de pertenencia entre la escuela y la comunidad. Tanto la primera como la segunda deben hacer el máximo esfuerzo por construir dicho arraigo. Una misión primigenia de la institución escolar debe ser enseñar a los niños, a los docentes y a los directivos a sentir que pertenecen a esa comunidad donde se encuentran y, a su vez, tiene que enseñar a los miembros de la comunidad que todos y cada uno de ellos forman parte de la escuela y que esta les pertenece.Es sin duda una tarea de envergadura nada fácil. Pero es más fácil achacarle el problema al aumento de la delincuencia, conseguir que el Ministerio de Educación vuelva a comprar lo robado y rezar para que no vuelva a pasar.

Yoelina Mendoza
Profesora jubilada
Habitante de Valencia (Car)
yoelinamendoza@hotmail.com

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