El respeto y la valoración hacia la cultura de los pueblos debe ser la premisa sustantiva en la que se asiente cualquier intento de convertir el turismo en verdadera fuente de desarrollo social; valoración esta que debe trascender los beneficios económicos y sublimarse en el culto a lo humano, lo natural, lo espiritual.Y hablando de turismo, ¿qué decir de Margarita? Desde hace tiempo, quienes nacimos en la isla venimos observando con dolor y, por qué no, con coraje, cómo nuestro terruño se ha convertido en un lugar donde acude mucha gente a vacacionar y a fijar su residencia. Y digo coraje porque, lamentablemente, muy poca de esa gente ha establecido con nuestros paisanos relaciones de respeto y valoración de sus valores culturales. Por el contrario, ha impuesto una cultura que nada tiene que ver con lo que es característica del hombre y la mujer neoespartanos: gente amable, servicial, cordial, respetuosa, trabajadora, alegre, enamorada y defensora de su música, de sus bailes, de su artesanía, de sus costumbres, de sus paisajes.No conformes con el daño que han infringido en nuestra identidad ahora los neoespartanos tenemos que soportar que, nacional y mundialmente, se nos catalogue de violentos porque alguien quiso expresar sus desacuerdos políticos agrediendo a una delegación deportiva de la República de Cuba que participaba en la Serie del Caribe. Su odio no les deja ver que esos ciudadanos son deportistas, no políticos y, por supuesto, tampoco les importó el daño que hacen a mi querida isla y a sus hombres y mujeres que viven del turismo. Su objetivo es aupar la violencia. No les bastó con medio siglo de muertes y desapariciones. Luego van a hacer teatro delante de nuestro símbolo espiritual más querido, la Virgen de El Valle. Deberías, Vallita, hacernos el milagro de que comience a resurgir en nuestra gente el espíritu guerrero de los nuevos espartanos, para colocar a estos invasores en su lugar y permitirnos a quienes sí queremos a Margarita saberla libre de dañinas influencias como la que se pudo contemplar en ese atropello a unos deportistas dignos.
Yoelina Mendoza Guerra
Valencia / Docente jubilada
yoelinamendoza@hotmail.com
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