Cementerio del Sur

Tremenda sorpresa recibí cuando el 17 de octubre decidí ir al Cementerio General del Sur en compañía de mi querido amigo Germán Pacheco a visitar la tumba de su madre y las de mis padres.

Yo había leído que a ese sagrado lugar le habían hecho mantenimiento y algunos arreglos. Sin embargo, en mi visita vi el deterioro del lugar.

Al entrar, observamos muy lindas construcciones, modernas, amplias, aseadas y lujosas. Vimos las tumbas de la camarada Lina Ron y al frente la de los compañeros Otaiza y Sierra, que en paz descansen.

Empieza mi viacrucis al cruzar a mano izquierda hacia la tumba de los Bomberos. Empezamos a ver los mausoleos, propiedad de importantes familias caraqueñas con sus admirables obras de esculturas y efectuadas por grandes escultores mundiales, que hoy en día son patrimonio de nuestro país, en el peor estado de abandono, cubiertas de gamelote e incluso restos de cadáveres en el suelo.

Por si fuera poco, nos encontramos en el camino dos ventas de cerveza fría atendidas por dos damas. Pienso que verdaderamente hacía falta tomarse muchas cervezas para poder continuar la travesía sin tener que patear la cantidad de urnas en medio de la calle, casi todas abiertas y rotas mostrando los restos humanos y también su insoportable fetidez.

Nos devolvimos por el mismo camino rumbo a la tumba de mis padres, justo a 50 metros de las tumbas lujosas de mis compañeros políticos. Y cuál no sería mi asombro al ver que nuestro panteón ubicado frente a la Administración– fue violado levantándole las tapas y robándole las lápidas, los floreros y los bancos. No tuve yo fortaleza para averiguar si los restos de mi familia también habían sido destrozados o vendidos por parte de personas que pululan en ese lugar.

Le solicito a la Corporación de Servicios Municipales Libertador, a la Alcaldía de Libertador y a la dirección de ese cementerio que actúen frente a esa situación, que afecta a muchos venezolanos, y ofrezca una pronta solución.

Norman Rodríguez Martínez
Tlf.: (0426) 815.0251