Érase una vez una estación de radio mágica, con un poder sobrenatural que se atrevía a violar descaradamente la ley de responsabilidad social en radio y televisión.
Un día, PNI estuvo de visita en las instalaciones de esta emisora con sede en Barinas para entrevistarse con una de sus locutoras, quien era directora de contenidos. Sin quererlo, terminaría por descubrir que la mencionada comunicadora desconocía el contenido de esta ley que, entre muchas otras cosas, obliga a los canales de televisión y estaciones de radio a ceder espacios en su parrilla de programación a los productores nacionales independientes certificados.
En este caso, a un con la debida preparación teórica y técnica le fue negada la oportunidad de hacer lo que le apasiona. Obtuvo un rotundo “no” como respuesta, que no existían allí espacios para nuevos programas porque allí hay “una nueva forma de hacer radio”.
¿Una nueva forma de hacer radio que desconoce el contenido de una ley tan trascendental?
¿Una nueva forma de hacer radio en la que, sin exagerar, los dedos de una mano superan al número de producciones radiales existentes dentro de su programación?
¿Una nueva forma de hacer radio que da prioridad a ciudadanos con menos experiencia para estar frente a los micrófonos y con intereses contrarios al espíritu de esta ley?
El llamado es a las autoridades competentes del Estado venezolano en materia comunicacional para monitorear y meterle la lupa a casos como el de esta radio que son manejados como en el pasado, donde sólo los “profesionales”, “conocidos” o “apadrinados” tienen chance.
Carlos Antonetti
carlosantonetti@hotmail.com
miércoles, 14 de octubre de 2015
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