Quienes usamos transporte público estamos acostumbrados a escuchar cualquier tipo de historias. Muchos se sentirán identificados con lo que narro, pues en algún momento han sido los protagonistas.
"Muy buenos días amigos pasajeros, no les vengo a caer a charla, sólo les vengo a contar el problema que tengo". Más o menos así comienzan las historias de las personas que se montan todos los días en el transporte público de nuestro país, especialmente en Caracas. El miedo se hace presente cuando ellos (los que ingresan en las camionetas por puestos a pedir algo) empiezan a contar sus asombrosas historias, que en realidad no sé si son verdad. Todos los días escucho cualquier cantidad de historias, unos para vender algún producto, otros presentan informes médicos indicando una grave enfermedad.
Primera historia: "buenos días mi público lindo, el producto que se le va a entregar no tiene precio fijo, ustedes pueden colaborar con lo que Dios ponga en sus corazones, esto ayudará a niños en la calle".
Segunda historia: "buenas tardes, no los vengo a robar ni mucho menos, sólo vengo para que me ayuden con algo de valor (dinero, cadenas, etc), porque acabo de salir de la cárcel y no tengo ni ropa, ni qué comer, así que ayúdenme por las buenas".
Tercera historia: "Epa, cómo están, bueno mi gente me da pena llegar aquí para pedirles que me ayuden porque esta bebé que tengo en mis brazos está enferma, aunque ustedes no lo puedan ver, ella tiene una infección respiratoria, y no tengo como comprarle los medicamentos, ayúdenme por favor".
Cuarta historia: "Lo que le voy a contar es fuerte, a un pana le metieron 27 machetazos y todavía está vivo, necesita ser operado, comprarle todo lo que necesita para ver si sale de esta, así que colaboren, recuerden que fueron 27 machetazos y todavía esta vivo".
Quinta historia: "Bueno espero que estén bien, no me pongan esa cara así... yo vengo para que me ayuden, como ustedes pueden ver tengo los intestinos afuera (estaban cubiertos con bolsa plástica), si no compro lo que me pide el médico se me puede infectar y hasta puedo morir, gracias. Colaboren con lo que puedan".
Los sitios que más frecuentan estas personas son: Capitolio, Silencio y la Yaguara.
Son tantas las historias que asombran a más de uno; tal cual como se las describí, las narran ellos. ¿Qué se puede hacer para detener esto?, por más cierta que sea la historia, el miedo en los pasajeros es grande, muchos a veces se preguntan ¿ahora a qué vendrá?
Yorbis Villa
Estudiante de bachillerato, habitante de Antímano
yorbisj@hotmail.com
martes, 17 de mayo de 2011
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