Penuria en oncológicos

Hace más de 12 años, por falta de mantenimiento preventivo, dejó de funcionar el acelerador lineal del Servicio de Radioterapia del Hospital Vargas de Caracas, y los pacientes sufren hoy día una calamidad tratando de ubicar un centro asistencial público que preste ese tratamiento.
Nadie puede entender que un equipo tan importante para el tratamiento del cáncer como lo es el acelerador de cobalto no se encuentre en funcionamiento.
El equipo, junto con la quimioterapia, es vital para luchar contra esa penosa enfermedad. La suspensión del tratamiento de radioterapia en el Hospital Vargas y otros centros asistenciales públicos del país deja sin esperanzas de curación a pacientes con cáncer que no tienen posibilidad de costear el tratamiento en una clínica privada, y ni siquiera pueden hacerlo en la Sociedad Anticancerosa, que ofrece precios solidarios por ser una institución sin fines de lucro.
Son incuantificables los pacientes oncológicos en Caracas que demandan una respuesta inmediata por parte del Ministerio de Salud, porque difícilmente tienen el dinero para costearse el pago de un tratamiento de 25 o 30 sesiones en una clínica privada. Resulta una total odisea para los pacientes cuando les dicen que deben recibir radioterapia porque empiezan su periplo por todos los hospitales públicos a ver si consiguen que el equipo de acelerador lineal esté funcionando a cabalidad.
Lamentablemente, el cáncer no es una gripe que se cura con una pastillita. El cáncer no espera, los que padecen esa enfermedad deben recibir inmediatamente el tratamiento; no pueden parar y mucho menos esperar. El Gobierno nacional debe tomar cartas en el asunto y atender ese problema, que se presenta en los 19 servicios de radioterapia existentes en todo el país.
Las autoridades de salud deben tener en cuenta que con la interrupción o no aplicación del tratamiento podría reproducirse la enfermedad. Para combatir el cáncer, son necesarias la cirugía, la quimioterapia y la radioterapia.
Miriam Cuevas Sojo
mairimc27@yahoo.com