La Asamblea Nacional, según tengo entendido, es para discutir y aprobar casos en beneficio de todos los que conformamos este pueblo de Venezuela. Pero, como hemos visto de un tiempo para acá, se ha convertido en escenario de peleas, gritos, malas palabras, golpes, insultos y agresiones. Y lo peor es que nadie hace nada; el presidente de la AN, Diosdado Cabello, no pone orden ni mucho menos suspende a quienes tienen el recinto para dilucidar sus problemas.
El pasado 20 de agosto, en ese mismo lugar se produjo otro ensañamiento del diputado Pedro Carreño en contra de las personas homosexuales, lesbianas y otros que tienen una vida sexual determinada. Yo digo, nadie puede juzgar a otro por sus inclinaciones sexuales, nadie es juez, ni mucho menos Dios para asumir este tipo de reacción. No era el momento ni el sitio para que este señor dijera esas cosas, ni mucho menos insultar a estas personas ni humillar a todo el pueblo venezolano, en un horario donde hay niños, adolescentes, tercera edad, hombres y mujeres oyendo y viendo la TV o radio.
Pero es que no sé qué le pasó al diputado Carreño. Es un tema tan delicado y difícil para que a los cuatro vientos este señor dijera esto. Me imagino que si la Asamblea Nacional llegara a tener un debate acerca de este tema él no estaría presente porque no tiene tolerancia para estas personas.
Claro, cada quien piensa distinto, tiene su manera de ver las cosas, pero se tiene que ser respetuoso del otro, respetar a los niños, jóvenes y, en general, a toda la población. Lo sucedido es una vergüenza.
Le pido al diputado Carreño más respeto y consideración para todos y que trabaje para el bien de Venezuela, no para meterse en la vida ajena de los venezolanos.
Estoy de acuerdo con el respeto, con la palabra bien dicha, con un debate de altura, no con ofensas, ni con una impunidad diaria.
Isabel Báez
Hab. del 23 de Enero
ana09111@gmail.com
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