Por ello, los castigos para los delincuentes políticos y privados que lo cometen deben ser fuertes, ejemplares y no negociables, que sean tildados como delincuentes frente a la sociedad.
Propongo declarar la corrupción como genocidio, crimen de lesa humanidad, el más atroz de los delitos. Penas:
✔ Mínimo 20 años de cárcel.
✔ Expropiarles todos sus bienes, sin importar si fueron adquiridos antes, durante o después de su fechoría, hasta devolver el doble de las pérdidas ocasionadas al erario.
✔ Persecución a escala internacional, incluida la expropiación de bienes en el exterior, con extradición.
✔ Encerrarlos en cárceles comunes, en pabellones separados de los otros delincuentes, sin preferencias.
✔ No otorgarles ningún beneficio bajo ningún concepto.
✔ Implementar un atractivo plan de recompensas y garantías para las personas que denuncien esos casos durante la ejecución de los mismos (o incluso después), especialmente para incentivar a los subalternos de esos delincuentes.
✔ Tan pronto sea iniciada la investigación, separarlos de sus cargos y, una vez declarados culpables, inhabilitarlos de por vida para ejercer cargos públicos o tener algún tipo de negocio con el Estado.
✔ Crear una superintendencia de compras y contrataciones (o como se le quiera llamar) adscrita a la Presidencia de la República, la cual hará los análisis de precios unitarios para todas las compras y contrataciones de mercancías, equipos, bienes y servicios por parte del Estado, desde una aguja hasta un portaaviones.
Víctor García Castellanos
homohumanus01@gmail.com
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