jueves, 12 de noviembre de 2015
El valor de la palabra
En medio de la cultura donde “el papel es lo que vale”, la palabra vale cada día menos. ¿Cuál es el verdadero valor de la palabra? La palabra prometida en tiempos de nuestros abuelos significaba un compromiso serio de efectuar lo prometido. Esa misma palabra lograba sellar los contratos con un fuerte apretón de manos y garantizaba la efectividad de lo dicho.
En la actualidad, lo que manda es otra cosa, pues escuchamos a diario “las palabras se las lleva el viento”, lo que da a entender que ya no significan o importan. Pero, muy a pesar de esas nuevas expresiones, debemos recuperar el valor de la palabra porque es ella quien nos define como personas con principios y es la misma que nos diferencia de los charlatanes que suelen pasar por el mundo prometiendo y engañando a sus semejantes.
Al hablar de recuperar las buenas costumbres, el valor de la palabra es una de las más importantes. Entregar tu palabra a alguien es compromiso, responsabilidad, fidelidad, lealtad, seguridad, valor, garantía, cumplimiento, seriedad, certeza, confianza, honorabilidad y, sobre todo, credibilidad. ¿Cómo confiar nuevamente en alguien que primero dio su palabra y luego no aparece o cumple? Honrar la palabra es asistir a la invitación que confirmaste, llegar a la hora prometida, llamar a la hora que acordaste, cumplir una cita a tiempo; debe ser esa la razón por la cual hay tantos litigios judiciales para hacer cumplir lo ofrecido. Días atrás fui testigo de cómo alguien le faltó a mi hijo en la palabra empeñada, y de su amarga decepción al saberlo. Los valores son los cimientos de la vida personal y un reflejo de nuestras relaciones con los demás.
Manuela Ortega
Lic. en Administración/Taxista
Habitante de la av. Fuerzas Armadas
manuelaortega26@hotmail.com
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