La fobia es una forma elegante de llamar a un temor, pero no a cualquiera. Es un tipo de trastorno en el que la persona puede sentirse extremadamente ansiosa debido a su exposición con aquel objeto, animal, figura o persona a la que teme.
Esos miedos generalmente pueden empezar a manifestarse alrededor de los 13 años. Nosotras, las mujeres, somos dos veces más propensas a sufrirlas que los hombres. En algunos casos, pese a recibir ayuda médica y tratamientos, no siempre desaparece; al contrario, es probable que se acentué.
Los síntomas más comunes que se hacen manifiestos cuando una persona se enfrenta a su fobia son: sudoraciones taquicardia, palidez, malestares estomacales e inclusive la pérdida del sentido, con el subsiguiente desvanecimiento o desmayo.
Existen toda clase de fobias. Las más comunes son: acrofobia (miedo a la altura), aracnofobia (miedo a las arañas y la mas común), claustrofobia (miedo a los espacios cerrados), nictofobia (miedo a la oscuridad) y tanatofobia (miedo a la muerte), entre muchas otras.
Cuando esos miedos abordan a la persona, son tan intensos que pueden causar ataques de pánico, los cuales si bien no tienden a durar mucho, el que lo padece lo siente como una eternidad.
En el caso de las mujeres, la más destacada es la entomofobia o miedo a los insectos, que si bien incluye hasta a las mariposas, sobre todo las grandes, la más generalizada y destacada es la fobia a las cucarachas. Sentimos que hasta nos persiguen; por lo menos en mi caso, haga lo que haga, les tengo terror.
Por favor, si conoces a alguien con una fobia, no te burles ni la uses para molestarla. Respetemos la forma de pensar y vivir de cada quien.
Manuela Ortega
manuelaortega@hotmail.com
lunes, 30 de noviembre de 2015
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