jueves, 19 de noviembre de 2015

La felicidad y los verbos


La felicidad en los seres humanos, sea individual o colectiva, se remite y relaciona preponderante, inevitable y permanentemente a la cuasiperfecta “conjugación de los verbos”.

En estricta e ineludible interpretación en positivo para alcanzar cohesión con la armonía ya existente.

Implícita en los mismos, a sus derivaciones, acepciones y vocablos que se autoconvocan y, al encontrarse, permiten una interrelación amorosa que por ende conduce taxativamente a la convivencia feliz de las personas en cualquier espacio o circunstancia que contemple agrupación, unidad y convivencia humana.

Todos los verbos son extensivos y se circunscriben a la acción que los define, dándoles continuación.

Así como todos los elementos necesarios para la conformación de una orquesta filarmónica, a saber: las siete notas musicales, los instrumentos y los intérpretes se unifican para lograr la armonía.

Los seres humanos precisamos de la conjugación positiva y perfectible de los verbos que proporcionan amor y paz; al unificarlos armoniosamente dándoles vida en nuestras vidas.

A continuación menciono los que inevitablemente están presentes aquí y ahora invitándonos a vivir tomados de la mano de la felicidad:

* Considerar, acompañar, entender, comprender, amar, enseñar, educar, formar, solidarizar, consolidar, unir, confiar, asesorar, ayudar y concientizar.

* Respetar, el verbo padre, fundamental creador del amor y la paz, sin su concurso se conmociona la existencia feliz del ser con sus iguales y la naturaleza.

Si trasladamos estas ideas desde nuestro corazón hasta el hogar, comunidad, gobierno o nación, los alcances de una existencia feliz serían algo así como la realización de un lindo sueño.

Los verbos representan la más grande bendición que junto a la inteligencia nos dio el Creador para que seamos felices.

Sixto J. Brito
productosyilvary@gmail.com

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