“La tolerancia es la mayor fortaleza ante la diversidad humana” (Nelson Mandela). Hay dos tipos de árboles: los de hoja perenne, como el pino, que se yergue alto, imponente, con su tallo firme, como buscando el cielo; y los de hoja temporal, como el cerezo, de baja estatura, que extiende sus ramas alrededor de su tallo para buscar afirmarse en el terreno y cada otoño deja caer sus hojas para renovarse en la próxima estación.
Pero, siendo ambos de aspecto muy diferente, tienen en común mucho más que la savia, como la tierra que los nutre, el agua que los hidrata y el sol que les da vida para crecer.
Como humanos, ¿qué nos hace diferente? El tono de la piel, el color político, la clase social y la religión, por supuesto. Pero ¿ello es determinante para tener marcadas diferencias de pensamiento y de expresión? No lo creo.
En las fechas decembrinas, es importante acercarnos a las personas que, por una u otra razón están para nosotros en el bando de los enemigos o los intratables.
Mandela es el mejor ejemplo de tolerancia y perdón que podamos mostrar, al pasar casi la mitad de su vida encarcelado por razones políticas y de raza. ¿Por qué entonces no podemos emularlo y soltar ese rencor que nos consume como seres pensantes? Copiemos el gráfico ejemplo que nos regala el pino y el cerezo, pongamos de nuestra parte para una mejor convivencia.
Feliz 2016 a los hombres y mujeres de buena voluntad.
Ricardo Sadell
ricardosadell@gmail.com
lunes, 4 de enero de 2016
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