lunes, 4 de enero de 2016

Mis héroes


El pasado 15 de octubre, un estudiante de Comunicación Social escribió un artículo que me agradó mucho; fue tanto, que lo he llevado conmigo y lo he leído a mis amigas y compañeras del Club de Abuelos “Pioneros de Corinsa”, y ha servido para analizarlo en el grupo. También se lo he leído a mis familiares. Ojalá lo pudieran leer muchas personas; el título del artículo es: Héroes anónimos.

Ahora bien, analizando el artículo en cuestión debo decir que entre mis héroes está el primero: mi padre, quien fue un hombre ejemplar, buen esposo, excelente ciudadano, buen amigo, buen padre, buen cristiano; realizó acciones extraordinarias en el transcurrir de su vida. Hombre humilde y sencillo, de profesión panadero, trabajador del antiguo Hospital Psiquiátrico de Caracas (El Manicomio) por los años 40-50. Casado con mi madre, quien trabajaba en el hogar y administraba el sueldo de mi padre como la mejor licenciada en Administración sin serlo.

El segundo, en este caso heroína: mi madre, costurera, colaboradora en el hogar con mucho valor y determinación para llevar adelante las actividades cotidianas.

Otro de mis héroes: mi hijo Luis Edgardo, quien desde pequeño colaboró conmigo ayudándome a cuidar a sus 2 hermanitos; me avisaba cuando alguno tenía algún malestar y yo estaba en la escuela trabajando.

Con valor y determinación fue creciendo; ya graduado en la Academia Militar de Venezuela, le tocó en una oportunidad hacer un viaje de trabajo en un helicóptero con otros oficiales superiores; en el viaje hubo un accidente, “su mayor” quedó atrapado debajo del aparato, mi hijo se dispuso a sacarlo. Ya en el hospital, cuando fui a visitar al mayor, me dijo: “La felicito señora, usted tiene un gran hijo, todo lo que hizo fue admirable”. Yo agradecí humildemente sus palabras y di gracias a Dios, que no los abandonó.

Otro es y será siempre mi nieto Luis Guillermo, integrante del Grupo de Rescate Waraira Repano. Al igual que sus compañeros, fue un joven dedicado por completo a hacer el bien a quienes lo necesitaban en la montaña.

Hoy está en el cielo al lado de nuestro Padre Celestial, disfrutando de la paz, Amén.

Si ves a tu alrededor encontrarás muchos héroes anónimos, y ojalá que algún día sean más que las personas indiferentes.

Teresa Del Moral Méndez 
zaidatdelmo@hotmail.com

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