Caminando por el Waraira Repano me puse a contemplar algunas situaciones en el camino. Definitivamente, somos la conducta aprendida desde nuestro hogar o en la escuela, nunca en el liceo o universidad, porque ya en esa etapa de la vida sabemos lo que es bueno y malo.
Mientras crecemos, aprendemos lo que es hacer el bien al inculcársenos valores, los cuales nuestros maestros ayudan a reforzar en la primera etapa escolar.
Cuando ingresamos al liceo o la universidad, nos encontramos o conocemos los antivalores, por aquello de formar parte de equis grupo.
Es común que, para ser aceptados en la mayoría de esas agrupaciones, es necesario pagar una penitencia que en muchos casos viene cargada de antivalores.
En este instante, pienso que hay alguien que nos persuade para no cumplir las normas de convivencia, no respetar ni considerar a los adultos mayores, hacernos los dormidos cuando hay mujeres embarazadas paradas en el transporte público, contribuir a la buhonería en el metro cuando sabemos que no es lo correcto, comernos la luz en rojo y botar basura en cualquier lugar.
Deberíamos comenzar una campaña en los medios de comunicación para rescatar los valores y desechar los antivalores.
¿Es imprescindible tener un policía al lado para hacer las cosas bien? Será que la justicia en Venezuela se fue de viaje para nunca regresar, al igual que los valores, que se han ido perdiendo en el camino. ¿Quién ganará al final del camino: las injusticias y los antivalores o los ciudadanos que hemos venido aguantando tanta vagabundería y hecho lo correcto?
Que la fuerza del bien nos siga acompañando y que el lado oscuro no se apodere de todos, como diría Yoda o George Lucas.
Freddy González
Licenciado en Administración de Desastres
yulfred70@gmail.com
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