lunes, 1 de agosto de 2016

En el espejo


“Mírate en ese espejo” es una expresión bastante conocida, si se quiere un refrán popular, al cual se le puede sacar mucho.
Por ejemplo, si le queremos decir a alguna persona que lo que lleva puesto no le queda bien, pero tememos ofenderla, le decimos “¿ya te viste en el espejo?”, lo que significa coloquialmente “a buen entendedor, pocas palabras”. Como ese, podría escribir muchos otros ejemplos.
Hoy, quiero hablar de algo que está sucediendo en el país y que en conversaciones con colegas y socios nos hemos dado cuenta de que se está generalizando y podría decantarse en un conflicto mayor al que ya estamos viviendo. Ese problema es el siguiente.
Desde las autoridades del Gobierno central hasta el ciudadano común, se está haciendo normal el hecho de que, al referirnos a quienes consideramos que están en contra nuestra, lo hacemos empleando una serie de palabras ofensivas, groseras y altisonantes.
No nos hemos percatado de que, cuando utilizamos esas descalificaciones, no lo hacemos con el simple objetivo de ofender, sino que lo hacemos reflejando en esas personas lo que no nos gusta de nosotros y que vemos de forma exagerada en el contrario.
Si analizamos en profundidad ese hecho, no es otra cosa que el reflejo del espejo, pues cuando nos paramos frente al espejo nuestra imagen se observa invertida; es decir, si movemos la mano derecha en el espejo, se ve mover la izquierda y viceversa.
Es casi igual a otro dicho: “Miras la paja en el ojo ajeno, pero no notas el ladrillo en el tuyo”.
Por eso, si queremos que las cosas cambien, comencemos por bajar el tono de insultos y descalificativos hacia el prójimo porque, al final, nos estamos descalificando a nosotros mismos. 

Irina Arraiz León
Coach
Habitante de El Hatillo (Mir)

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