Paralelamente a los Comités
locales de abastecimiento y producción (Claps), los organismos policiales del
Estado deben adoptar medidas para impedir la pernocta de personas en las
puertas y adyacencias de supermercados y afines.
Vivo en Cumbres de Curumo, y
en los últimos seis meses, la realidad de quienes residimos en las calles
cercanas al supermercado es una pesadilla, dada a la avalancha de personas que
desde la noche anterior pernocta a las puertas del supermercado, a las que se
suman las que llegan de madrugada traídas por camionetas, autobuses y camiones.
Los visitantes hacen toda
clase de ruidos. Voces y gritos se confunden con los escapes libres de las
motos y corneteo, lo que viola el elemental derecho a la paz de quienes duermen
a esa hora de la madrugada. A las estridencias se agrega la basura que dejan
regada por la calle complementada con toallas sanitarias, pañales y necesidades
orgánicas a lo largo de la acera y frente a los edificios.
De nada han servido llamadas
a la policía, reclamos al alcalde Gerardo Blyde y reuniones de los
representantes de la comunidad con coordinadores policiales y gerentes del
supermercado para solucionar la insoportable situación; por esta circunstancia
quienes residimos en el sector hemos sido desplazados y prácticamente perdimos
el acceso al supermercado.
De seguir así a los
residentes de Cumbres, donde no se han constituido Clap ni comunas, se les
dificultará adquirir alimentos regulados y sin regular, así que urgen medidas
para encontrar el equilibrio para vivir en paz.
Nely Gómez S.
Periodista
Miembro del VI Consejo de
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