¿Quién no se acuerda del gran cantante portorriqueño Héctor Lavoe y su famosa canción Entren que caben cien? “Ay, que caben, que caben cien: cincuenta parao, cincuenta de pie”, dice el famoso coro. Nunca pasará de moda y ahora más que nunca pareciera practicarse cada día más en nuestra ciudad. Específicamente, me refiero a los conductores del transporte público que circulan en Caracas y otras grandes ciudades del país. Esos señores meten como a cien personas en las busetas, siendo su capacidad real más o menos de 32 puestos, dependiendo del vehículo.
Seguramente todos hemos vivido la experiencia de montarnos en un autobús que esté lleno, en el cual ya no cabe ni un alfiler, cuando escuchamos casi de manera inmediata la voz del chofer: “Arrímense para atrás, por favor, que hay puestos”. Bueno, eso es algo realmente jocoso; muchas veces uno se pregunta si será que habilitaron sillas en el techo o dónde más se sentará la gente, si acaso unos arriba de otros.
Ese hecho es tan real como también que los mismos pasajeros muchas veces no colaboran porque todos se concentran en la puerta del transporte o se guindan casi que al aire libre de los tubos de la misma cuando realmente está lleno.
Igualmente, me atrevo a decir que peor es la situación en el Metro de Caracas; ya ni siquiera es como antes, “a las horas pico”, sino ahora es todo el día. Esta afirmación es fundamentada en el caos, desorden y el mismo salvajismo que cometen muchas personas al tratar de meterse a la fuerza bruta en el vagón, trayendo como resultado peleas a puño limpio, groserías, robos y pare usted de contar, sin importar el daño que le puedan causar a terceras personas.
Solamente me queda decir que tantos los choferes de autobuses y los usuarios deben hacer conciencia sobre este particular.
Alexander Bello
Contador público, habitante de La Tahona
lunes, 26 de septiembre de 2011
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