Municipios bajan la guardia

Con pesar se observa que la vida citadina está llena de escaramuzas, desencuentros e intolerancia, lo cual hace pensar que las autoridades de los municipios que conforman la gran capital han bajado la guardia en sus responsabilidades públicas por mantener el orden, el aseo, el ornato y la sana convivencia. Aunque hay que reconocer que, aparentemente, hacen un esfuerzo por revertir tanto desorden.
Sin duda, los hechos que ocurren a diario, sin que la autoridad ponga límite a tanta desidia y abandono en la ciudad, causan gran preocupación en sus habitantes.
Para muestra un botón
Los desechos sólidos pululan por doquier, en esquinas, avenidas, cualquier rincón. Y, por cierto, son los árboles los grandes receptores de suciedad y escombros.
Las paradas obligatorias para autobuses y busetas no se respetan; el conductor siempre recoge y deja al usuario donde mejor le convenga. Eso también se aplica a los taxistas.
Los motorizados ya no encuentran cómo infringir la ley y los reglas de buena ciudadanía. Son prácticamente los dueños de la ciudad. Se han convertido en un verdadero problema por el caos que genera su mal comportamiento.
Los peatones no colaboran, pues cruzan las calles y avenidas por cualquier parte. Al rayado peatonal le falta pintura. Hay que educar al peatón.
La ciudad permanece plagada de afiches, pancartas, avisos comerciales, grafitis y letreros que datan de años, lo cual contamina visualmente el ambiente.
Las fachadas de los edificios públicos se encuentran rayadas con signos y símbolos incomprensibles que afean la faz de la ciudad.
Los expendedores de comidas y bebidas mantienen su área de trabajo sucia, abandonada y pestilente. Creo que algún reglamento los debe regir.
Los excrementos de mascotas, los huecos en calles y avenidas, y la inseguridad también contribuyen al deterioro general.
Todos sueñan con una ciudad amigable, iluminada, limpia, ordenada y sobre todo donde prevalezca la buena convivencia. Estamos a tiempo.

Dulce Carpio
Lic. en Educación
Urb. El Rosal, Chacao
dulcecarpio@gmail.com