lunes, 9 de julio de 2012

Picapiedras contra los supersónicos


Realizar un trámite en cualquier oficina gubernamental en nuestro país es una odisea sin precedentes.
Hace un par de semanas, fui a llevar unas notas certificadas de bachillerato para que les colocaran un sello y una firma en la zona educativa de Caracas, ubicada frente al Ministerio de Educación. La tarea, a simple vista, debe tomarse máximo tres o cuatro días hábiles, pero me llevó mes y medio.
Primero, tienes que llevar los papeles a tramitar más otros documentos que den cuenta de que los mismos son válidos y no falsos. Luego de que el funcionario público te recibe tus recaudos, te señala que debes esperar a que seas llamado para proceder con la comprobación y posterior registro de tu expediente, en el cual explicas qué solicitas. Al fin, cuando tú crees que ya todo está listo, te dicen: "Aquí le dejo esta dirección electrónica en la que usted puede entrar y verificar cómo va su proceso. Y el día en el que retirará sus papeles".
De la oficina uno sale feliz porque decimos que todo se resolverá a través de la Internet y el ciberespacio. ¡Qué fino!, pero la felicidad dura poco porque antes de partir la secretaria te señala: "La consulta de su caso por Internet debe realizarla en 30 días y de acuerdo con el terminal de su cédula de identidad".
Una suele atinar a decir: "Demasiado perfecto para la realidad venezolana", que por ejemplo para el registro de una nueva empresa un emprendedor debe esperar 60 días yendo y viniendo a la oficina de registro correspondiente, cuando en otros países ese proceso lleva cuatro o cinco días vía Internet.
Insólito que en pleno siglo XXI las oficinas administrativas dependientes del Ministerio de Educación aún trabajen como en la época de aquella legendaria comiquita llamada Los Picapiedras, en la cual las computadoras, los teléfonos inteligentes, la Internet, las tablets, etc., eran objetos inimaginables. Sin duda que toda nuestra Administración Pública debe actualizarse y automatizar todos los trámites públicos. Señores, los Supersónicos hoy ya son historia a pesar de que en algún momento marcaron la pauta del desarrollo tecnológico que hoy estamos viviendo.
Miriam Cuevas
Internacionalista
La Pastora
mairimc27@yahoo.com

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