martes, 23 de octubre de 2012

La desidia reina en terminales de transporte


Por mi profesión de vendedor de artículos religiosos que ofrezco a nivel nacional, soy un usuario permanente de los terminales de transporte en toda la geografía venezolana desde hace 14 años y, durante este lapso, he vivido en carne propia los abusos, atropellos e incluso humillaciones por parte de empresas, conductores y comercios que allí hacen vida.
Las denuncias que leo a diario de personas que les han cobrado más de lo debido, que no venden tickets para la tercera edad, las unidades se detienen en pleno viaje y dejan a los usuarios tirados en la carretera las conozco.
En temporada alta venden la mitad de los boletos y ponen un aviso en taquilla "agotado" y después esa otra mitad la venden al doble de su precio.
"Habilitan" unidades, pero con la "pequeñísima diferencia" de que son carros destartalados y para mayor sorpresa cobran el doble de los buses que sí tienen todas las comodidades y un largo etcétera que por razones de espacio no puedo enumerar.
En días pasados llegué temprano al terminal de Oriente (7:45 am) para comprar un boleto en un transporte del Gobierno y allí la persona que me atendió me dijo que ya no había pasajes porque sólo se estaba despachando un bus por ruta en el día y este ya estaba full, a lo que le confronté con lo siguiente: "Pero si allí en el parqueadero hay, por lo menos, 80 buses estacionados de esta empresa, ¿por qué no utilizan esas unidades?" y otro de los empleados me respondió: "Esos están dañados hace más o menos dos años".
Entonces le hice las siguientes observaciones e interrogantes a este funcionario, tanto de la empresa de la cual él forma parte como del terminal en sí. "Hay 17 teléfonos públicos en este terminal y sólo sirve uno, al baño que entré tenía dos urinales con tirro porque están fuera de servicio y dos grifos de los lavamanos que no sirven y para colmo de males un señor en la puerta pidiendo 'una colaboración' por utilizar el baño y los otros sanitarios del ala opuesta estaban cerrados, porque supongo, que también están fuera de servicio", les indiqué.
A esas inquietudes les sumé: "¿Quién administra este terminal y la empresa e la que usted trabaja? ¿Aquí han oído hablar al Presidente de aplicar la eficiencia a la enésima potencia? ¿Por qué tanta desidia e irresponsabilidad?". Y me respondió alzando las manos y con gestos como de resignación: "Así son las cosas aquí".

José Francisco guío
josefranciscoguio@hotmail.com

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