Cuando un ser humano presenta problemas de salud realmente pierde parte de su vida activa, pues es la salud nuestra fuente de vida.
Una enfermedad, de la índole que sea, y más aun cuando es de gravedad, nos deja sin la posibilidad de estudiar, trabajar y hasta de llevar a cabo nuestras labores cotidianas.
Cuando logramos ganarle la batalla a ese mal que nos aqueja, pero inevitablemente nos deja secuelas, ahí damos comienzo a otro terrible calvario: conseguir una prótesis.
Si empezamos por los costos, sabemos que cualquier enfermedad nos descapitaliza, aunque haya podido ser atendida en la red de hospitales públicos o a través de un seguro, pues allí hay exámenes, medicinas y apósitos que no van incluidos.
Cuando hablamos de prótesis, hablamos de un monto de dinero muy significativo que el común de las personas no posee.
Hoy te hablo de los pensionados del Seguro Social: muchos de ellos no poseen otro ingreso, muchos no tienen hijos o familiares que los ayuden, y si los tienen, no los apoyan económicamente. Ellos nos han dado los mejores años de su vida; con su trabajo y formación hemos llegado a ser los mejores ciudadanos que hoy decimos presente.
Yo tengo una pareja de vecinos que por una simple prótesis auditiva externa los han peloteado de todos los organismos públicos y privados a los que han acudido, dando fe de que su único ingreso es su pensión y no les alcanza para ese gasto, y como ellos sé de muchos casos.
Perdón, ¿es un delito ser anciano? ¿Tener necesidades? ¿Enfermarse? yo perdí a mis padres muy joven y junto a mí, Dios sabe cuánto los extraño y necesito.
Sociedad, recapacitemos. ¡Nuestros ancianos nos necesitan! ¡Vamos a tenderles una mano! Si no al extraño al conocido, al familiar, al más cercano a tu corazón, esa será tu mayor recompensa.
Manuela Ortega
Administradora/Taxista
Habitante de la Av. FFAA
Manuelaortega26@hotmail.com
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