Viajar en avión a cualquier parte del país se ha convertido en una verdadera odisea. Y no me refiero ni siquiera al hecho de vencer el miedo que muchas personas sienten cuando se encaraman en un bicho de esos que surca los cielos.
No, la odisea está realmente en tierra. Y digo esto puesto que ya se ha convertido en una costumbre en nuestros aeropuertos, agencias de viaje, oficinas de líneas aéreas, escuchar la frase: “No, pasaje no hay sino hasta…”, y la fecha se extiende tanto en el tiempo que hasta flojera da pensar en ella como posibilidad remota.
Las razones de esta situación nadie las explica de manera convincente, y cuando a alguien se le ocurre pedir alguna explicación, solo recibe respuestas agrias de parte de quienes tienen la responsabilidad de atender al público en las diferentes instancias que tienen que ver con la venta de boletos aéreos. Además del hecho de que nunca hay pasaje para cuando los usuarios los solicitan, resulta que ahora las listas de espera para cualquier vuelo llegan a tener hasta más de treinta inscritos, y lo más asombroso es que, aun cuando te han dicho que no hay pasaje, que el vuelo está colmado, todos los inscritos en la lista de espera efectivamente abordan el vuelo que supuestamente estaba colmado. ¿Cómo es eso? ¿Quién les va a creer ese cuento? ¿No será que el fantasma de la corrupción también viaja en avión, o a lo mejor anda haciendo de las suyas detrás de los mostradores de las líneas aéreas?
Por otro lado, la legislación venezolana establece que la mujer mayor de 55 años pertenece a la tercera edad y así se nos reconoce y, entre otros beneficios, se nos otorga la pensión de vejez. Pues, en los aeropuertos, líneas aéreas y agencias de viaje, las mujeres solo podemos ejercer ese derecho para hacer una cola aparte y poder abordar el avión.
Cuando intentamos comprar pasaje como personas de la tercera edad nos dicen que el descuento de tercera edad rige solo a partir de los 60 años. ¡Qué descaro! Señor ministro de Transporte Aéreo y Marítimo, creo que hace falta ponerles un poquito de atención a esos dos asuntitos que le cuento.
Yoelina Mendoza
Profesora jubilada
Habitante de Valencia (Car)
yoelinamendoza@hotmail.com
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