Comencemos por decir que la ineficiencia y la ineficacia son también formas de violencia.Porque, en plena era de las redes digitales, tener que sacar copia de la cédula ampliada a 150% para un trámite es como pedirle a ET que se vaya en mototaxi porque a la nave nodriza se le salió la cruceta.Que el personal que debería estar antes de las 8 am llegue a las 10 am, desayuna a las 11 am nos atienda a las 11:30 am y cierre la taquilla a las 11:45 am porque se va a almorzar. Que te digan “venga mañana”, “quien tiene el sello no ha llegado”, “todos están en una marcha”, “nooo, eso no es por aquí”, es una mentada de madre a mis necesidades.Y uno se pregunta: ¿dónde está la Ley de Simplificación de Trámites Administrativos?, que dice que mis datos -a estas alturas de la vida- deberían estar digitalizados para precisamente simplificar los trámites que tengo que hacer con el Estado. No sé, digo yo.¿Dónde están los estudios hermosamente plasmados de Carlos Matus sobre la eficiencia gubernamental y aplicación de la tecnología a la política, editados por el mismísimo despacho de la Presidencia para el estudio dentro del Gobierno? Le pregunté a un recientemente seleccionado director de una superintendencia si había leído sus libros. Me dijo: “Lo último que vi de él fue la novela Voltea pa’ que te enamores. No sabía que escribía”. “Plop”, como Condorito. Entonces me acordé de un libro que me regaló mi abuelo hace años que se llama El principio de Peter. El principio dice: “En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia”. Me sentí como estando sentado en la oscuridad en la segunda base del Universitario y se prendieran todas las luces de los faros y entendí todo mejor.Ataquen también esa candelita, porque si queremos la paz, la ineficiencia es una forma de violencia; superarla es también una forma de construirla.
Pedro Sandoval
Consultor en sistemas
Habitante de 23 de Enero
sandoval.pm@gmail.com
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