Hoy en muchos países se celebra el Día de Internet. Para los que no sabían que existía, el Día de Internet se celebra por primera vez en España en octubre de 2005 por iniciativa de la Asociación de Usuarios de Internet (aui.es) y en Venezuela en 2009 por Manos por la Niñez y Adolescencia, siendo este día oportunidad para afianzar el compromiso en materia de protección de niños y adolescentes en el ciberespacio, y el resto de la ciudadanía digital.
Internet cuenta con más de 3 mil millones de usuarios, de los cuales más de 14 millones son venezolanos, quedando en el lugar número 38 según Wikipedia. Desde que apareció Internet las cosas comenzaron a cambiar, los cumpleaños ya dejaron de ser algo que debíamos recordar, pues Facebook nos avisa antes, durante y después del cumpleaños de nuestro amigo, las costosas llamadas telefónicas al familiar que se iba a otro país fueron sustituidas por Skype, las fotos dejaron de dañarse cuando les caía una gota de agua porque comenzaron a ser digitales, ya no había que pagar un costoso envío postal para enseñar la foto de Juanita en su graduación, porque ahora podía publicarla en Instagram, Flickr o Pinterest.
Las bibliotecas ahora comenzaron a estar a un clic de distancia, los engorrosos trámites bancarios empezaron a aparecer digitalizados. Lo que empezó con botones fue siendo sustituido por “touch”, los gritos de la mamá en el edificio llamando a Raulito ahora son mensajes de texto, multimedia, grabaciones de voz o fragmentos de video.
Pero no todo terminó siendo bueno como parecía. Comenzamos a alejarnos de quien tenemos cerca, nos olvidamos de los detalles cara a cara, de decir en persona un te quiero, de resolver una diferencia conversando sin pantallas de por medio; las mesas, además de los platos, la familia y la comida, empezaron a tener tablets, smartphones, laptops, consolas de videojuegos y un mundo distinto y aislado para cada miembro de la familia.
Es propicio, hoy Día de Internet, recordar el valor de la familia, de las relaciones, de la comunicación, y retomar todos aquellos espacios y emociones que dejamos que la tecnología nos secuestrara, teniendo en cuenta que el culpable no ha sido Internet, hemos sido nosotros que nos dejamos envolver.
Eduardo Méndez
Estudiante
El Valle
eduardomendezh@gmail.com
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