Los asiáticos -específicamente los chinos- le dan dos connotaciones a la crisis: una es peligro y la otra es oportunidad.
El primero es deprimente y comprometedor donde asumimos riesgos esperando que algo malo suceda o una contingencia inminente arrasadora acabe con todo, es exponerse a un daño o situación indebida que vaya en detrimento de nuestra vida.
El segundo representa el momento oportuno para realizar una acción de cualquier índole que nos favorezca, es la sincronización del tiempo a nuestro favor que permite coincidir nuestro tiempo espacio y voluntad para alcanzar nuestro propósito.
La crisis nos permite tener una cosmovisión errada o acertada del mundo que nos rodea, depende de la óptica con que podamos observar las cosas, es decir los lentes que usamos para percibir al mundo exterior pudiéramos ver desastres o tiempos gloriosos, peligros u oportunidades. Los pesimistas siempre están viendo peligros, desastres y problemas.
Los optimistas son las personas que se levantan a diario dibujando una sonrisa en su rostro, con un optimismo contagioso, con el rostro bien alto y con un espíritu de entusiasmo, hacen algo para que las cosas caminen y funcionen a todo le buscan una solución aunque parezca imposible resolver.
Este tiempo de crisis es una oportunidad para comenzar a ser creativos, ingeniosos, que no seamos solo dependientes del Estado paternal, que logremos ser independientes y autosuficientes, emprendedores, patentadores e inventores.
Este es el tiempo para demostrarle al mundo que los venezolanos somos lo que podemos, gente de bien y echada para delante, que valemos la pena, que nos enfocamos, le ponemos disciplina y empeño a lo que hacemos.
José Manuel Díaz
Hab. Barinas
Abogado
jmdiazu@hotmail.com
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