Cada 3 de mayo en distintas regiones del país, especialmente en los estados centrales y orientales, se entonan cantos de fulía, se recitan décimas y se viste la cruz con flores multicolores para agradecer por los favores recibidos y pedir protección, buenas cosechas, lluvias y salud para la familia.
Se le atribuye el inicio de la tradición a la petición de un grupo de campesinos por la llegada de las lluvias para la buena cosecha y, posterior a la petición, el cielo se tornó nublado y las precipitaciones bañaron los campos arrasados por la sequía. A partir de ese momento y en agradecimiento cada año se repite el gesto que reivindica la vinculación del hombre con la Pachamama (la Madre Tierra).
Esta festividad religiosa, de más de 150 años, es manifestación del sincretismo cultural del pueblo venezolano y fue declarada como Patrimonio Cultural de Venezuela el 31 de mayo de 2014, lo que significa un reconocimiento a su importancia dentro de la idiosincrasia y la cultura venezolana. Es importante que los niños, jóvenes y adolescentes lo tengan presente y disfruten de esta tradición.
Por este motivo, institutos del Estado -como el Banco Central de Venezuela-, incorporan en su programación cultural la actividad de aprender y conocer lo relacionado con esta festividad. En esta oportunidad se realizó en los espacios de la plaza Juan Pedro López un Taller de Velorio de Cruz con la finalidad de dar a conocer la manifestación cultural en la parroquia Altagracia.
La oportunidad fue propicia para aprender cómo se viste la Cruz de Mayo, escuchar cantos de fulía y recitar las décimas que son elementos principales dentro del velorio de Cruz de Mayo, que comienza el 1º de mayo, cuando se inician los preparativos para lucir en los altares de distintas regiones la cruz, que es adornada con flores artificiales, naturales y telas multicolores.
Ninoska del Valle Cumana
Profesora
Hab. Vargas
delvalle_211@hotmail.com
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