lunes, 11 de julio de 2016

La tecnología



En días pasados comencé a experimentar fallas en mi teléfono celular hasta que un día dejó de funcionar. Lo mismo me ocurrió meses atrás con mi computadora personal y con el equipo que se encuentra en la sala central de mi casa, sumado a los cortes eléctricos programados en vista del problema en el embalse del Guri, medida que ocasionó dificultades en las telecomunicaciones en todos sus ámbitos.
A raíz de esta situación inicié un proceso de reflexión y meditación acerca de lo dependientes que nos hemos vuelto del uso de los aparatos tecnológicos, celulares, computadoras y tabletas, entre otros… Hemos convertido a cada uno de estos artefactos en parte indispensable de nuestra vida; son útiles y facilitan muchas de las labores cotidianas, son herramientas prácticas ideales para el desempeño académico o laboral de cada individuo; sin embargo, ¿le damos el uso correcto a la tecnología? ¿Acaso manejamos la tecnología o ella nos maneja a nosotros?
En algún momento, muchos pudimos haber sentido que sin el teléfono o la computadora la vida se vuelve cuesta arriba, no obstante, lo necesitamos a cada instante dejando a un lado los pequeños detalles del entorno que nos rodea, minimizamos la atención a nuestros seres queridos, de nuevas experiencias y de un sin fin de situaciones que dejamos atrás por no equilibrar cada aspecto a su debido tiempo.
Sirva la presente reflexión como un llamado para el uso eficiente y mesurado de las herramientas digitales y las redes sociales. Usemos estas herramientas para comunicar, informar, compartir, entretener, ayudar, reflexionar, de forma adecuada, sin que las mismas afecten nuestro desempeño académico, laboral, familiar, personal y social. No dejemos que uno afecte a la otra, a fin de cuentas, ambas se complementan y con una rutina adecuada pueden hacer una vida eficiente y fructífera.  
 
César Alberto Alarcón

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