Misión, visión y propósito:
estas tres palabras se asemejan entre sí, tienen un significado coherente y
similar cada vez que las mencionamos pareciera que son un sinónimo singular.
Son utilizadas en corporaciones y empresas, pero muy poco en la gente común. Me
refiero a que cada una de las personas tiene una particularidad con cada una de
ellas, o por lo menos debería relacionarse con una de ellas.
Tal vez a esta altura de la
vida no has descubierto tus talentos y tus capacidades, eres ese tipo de
persona que caminas porque no hay otra opción, trabajas por un sustento,
estudias para tener un título y te levantas cada día para continuar con la
monotonía habitual.
Creo que existe un ser
supremo que nos inspira, nos motiva, nos incita, nos sugiere, nos susurra, nos
inquieta y nos advierte a lanzarnos a lo nuevo, a lo creativo, a dar un salto
cuántico y conquistar lo desconocido. Muchos creen en su intuición, otros en su
voz interna. Particularmente, creo en las impresiones y corazonadas que
encienden las alarmas en mi ser interior. Estoy seguro de que a ti te sucede lo
mismo, solo que no has sabido canalizar ese don especial que Dios puso dentro
de ti, de saber tomar una decisión transcendental en el momento preciso.
Es posible que usted sufra de
insomnio, depresión, desesperanza, ansiedad. Estos síntomas se manifiestan
cuando nuestra vida carece de sentido, de visión y de propósito. Ese podría ser
el eslabón perdido en tu vida. No debemos confundir trabajo con vocación, la
vocación va más allá, es la que nos permite encontrarnos con nuestro propósito
de vida. Es muy probable que no sientas pasión por lo que haces, no le
encuentras sabor a la vida, porque no tienes una visión clara de hacia dónde
vas.
Ten la plena certeza de que
estás en este mundo para cumplir una misión específica, la cual se convertirá
en tu propósito. Para llegar hasta allí, es necesario tener una visión clara de
qué es lo que quieres y cuál es tu vocación, en qué eres bueno, qué sabes hacer
tan particular que nadie más sabe hacer. Esos son los dones y talentos que
están dentro de ti y que debes convertirlos en habilidades y destrezas, para
llevar a cabo tu tarea puntual y objetiva, que sería tu misión de vida.
No basta con creer tener una
visión, es necesario que la declares, que la escribas, que trabajes en función
de ella. Si te levantas de tu cama en la mañana y nada te hace saltar de ella
con entusiasmo y alegría, entonces perdiste tu pasión por vivir. Dicen algunas
estadísticas de investigación que el principal temor de la gente es vivir una
vida sin sentido.
No permitas que eso te ocurra
a ti. Haz un alto en tu vida y piensa por un momento, cambia tu senda y
enfócate en lo grande y extraordinario.
José Manuel Díaz
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