La tercera edad

Hace muy pocos años atrás que en Venezuela se les dio a las personas de la tercera edad la importancia y el reconocimiento que merecen por su sapiencia, como por ser padres y madres responsables, trabajadores arduos y el respeto que  se han ganado.
Creo que en toda familia siempre respetamos a nuestros mayores, y gracias a la enseñanza recibida en el hogar y en la escuela, también lo hacemos con cualquier persona, no importa que no sea familia, amigo o no, cualquier ancianito que por alguna razón lo requiera, lo necesite, aprendimos a ayudarlos.
Hace unos años, el Gobierno decretó que se les otorgara pensión económica y logros especiales como atención médica, medicinas, distracciones, así como la prioridad como pasajeros y  en las colas.
Yo también soy tercera edad y lo agradezco. Sin embargo, a veces me da vergüenza cómo actúan mis congéneres en el sentido de que han confundido las cosas. Me da vergüenza cómo algunos "ancianitos" se valen de su condición de forma aberrante; por ejemplo, en las colas no piden permiso, sino que se ponen empujando delante de los demás, cuando quieren sentarse y alguien no se ha dado cuenta para cederle asiento, lo increpan de forma grosera e insultante, creen que por su condición "tienen a Dios agarrado por la chiva".
Son altaneros, groseros, maleducados. Vejan y desprecian a los demás haciendo ver que son ellos unicamente los que importan e interesan, lo vemos en el Metro, en los mercados, en el banco. Todos tenemos deberes y derechos.
La última moda es verlos con un carrito de mercado rodante que van a pasearlo en el metro, ida y vuelta, a veces no llevan nada allí, pero se ve "como importante", y el bendito "perol" lo empujan sin miramiento alguno delante de las demás personas.
No, amigos, la cosa no es así. Demos el ejemplo al revés, que sepan las nuevas generaciones que nosotros vivimos, pero también dejamos vivir.

Edilia C. de Borges
Montañista
Habitante de Los Palos Grandes
edilia.cdeborges@gmail.com