Alguien pensaría, quizás, que estas letras van dirigidas a describir un delicioso postre o a compartir alguna exquisita receta, de esas que hacen agua la boca. Aunque ganas no faltan no es ese el tema, sino el dulce sabor que deja el saber que de manera desinteresada puedes ayudar a alguien, conocido o no, de múltiples formas, inclusive, y de hecho, necesario, sin esperar nada a cambio.
Cuando tienes a tu alcance la herramienta para ayudar a un colega a quien su vehículo lo dejó en la vía, dale una mano.
Cuando tienes personas que claman por un empleo, pues con ello se sostiene económicamente su familia, y tú tienes algún contacto para conseguirlo, ayúdalo.
Cuando te consigues un invidente que necesita cruzar una calle, tiéndele una mano.
Cuando ves un anciano que necesita una mano para subir o bajar a un colectivo, dásela.
Cuando tienes un amigo que necesita una prótesis, y tú tienes los medios para lograr que se la otorguen, colabórale.
Si algo me han dejado de experiencia mis años vividos, ha sido esto y seguirá siendo, pues pienso seguir así.
Es que cuando haces algo bien, cuando ayudas a los demás, a pesar de que muchos te tilden de tonto, te ofendan, o saboteen tu labor, no te detengas, sigue adelante; te aseguro que nada de lo que han intentado hacerme, o ni siquiera darme las gracias, ha desvanecido en absoluto el dulce sabor de haber podido ayudar a muchos a cambio de nada.
Manuela Ortega
Lic. en Admon/taxista
Habitante de la Av. FFAA
manuelaortega26@hotmail.com
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