Durante la primera semana de agosto tuve junto a mi familia el placer y el honor de visitar el estado Mérida. Indudablemente, la mayoría de la población está motivada a la atención del turista. La amabilidad y la educación es una característica común en todos.
La capital luce organizada, con grandes plazas y muy iluminadas, iglesias de variada arquitectura y bien conservadas, las calles (salvo algunas excepciones) están limpias de basura. El mercado principal es amplio y cómodo, con una cantidad y variedad de productos elaborados por los artesanos del estado. Los parques temáticos que visitamos demuestran la calidad y visión de lo que es la excelencia en el turismo, especialmente La Venezuela de Antier, donde luego de recorrer varios estados del país, con bailes, desfiles, actos culturales, música en vivo y una exhibición de vehículos de diferentes tipos y marcas, culmina con una pequeña reunión con el general Juan Vicente Gómez, quien nos explica varias características de su mandato.
El páramo muestra un paisaje impresionante, con un frío por debajo de los 10 grados Celsius, grandes extensiones de siembra de papa, mora, fresa, durazno y otros alimentos; ganado de altura, servicio de paseo a caballo, bebidas, comidas y recuerdos de la zona. La atención en el Hotel Valle Grande fue excelente, aunque es lamentable que solo estén disponible seis de sus 32 cabañas, ya que las 26 restantes están ocupadas desde hace mas de dos años por "refugiados", lo cual afecta considerablemente a los educadores del país que aspiran a unos días de descanso en ese hospedaje.
Mérida: fácil de conocer, difícil de olvidar.
José Saturnino González
Habitante de Cúa (Mir)
josesaturnino2011@hotmail.com
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