En nuestro país es un hecho común ver a las personas arrugar el papel moneda o los llamados también billetes, de cualquier denominación, muchas veces por prisa, otras por nerviosismo a la hora de guardar un vuelto o simplemente por cuestiones de costumbre.
He tenido la oportunidad de ver mujeres guardarlos en su ropa íntima, caballeros en las medias, los más comunes los meten en los bolsillos al descuido y terminan hasta rotos, otros simplemente los meten en sus carteras como caigan. Estoy casi segura de que en Venezuela debe existir el mayor número de billetes deteriorados y, peor aun, en circulación.
Me ha sucedido que, al acudir al banco a realizar operaciones que acreditan efectivo, es el propio cajero quien me ha hecho entrega de billetes rotos o deteriorados, y que ya deberían haber sido pasados al Banco Central de Venezuela para su canje. La situación empeora cuando vas y pagas un pasaje en un por puesto o camioneta, amén de muchos comercios, de servicio público, y osas entregar un billete para vuelto, te regresan otros, pero podridos, entre malolientes y deteriorados, casi hay que agarrarlos con guantes, so pena de adquirir una enfermedad en la piel de las manos.
A veces tengo la sensación de si será necesario que los meta en la lavadora, los planche y los entregue como me gustaría tenerlos en mi cartera.
Ahora bien, les tengo una pregunta a ustedes, amigos lectores: si no les gustan, ¿por qué los reciben? No les gustan porque ustedes están frenéticos para darlos como vuelto, ¿y entonces? Por favor, la próxima vez, no me veas feo cuando te pida que me cambies el billete, yo soy de las personas a las que no les gustan y, por ende, no los recibo, y ¡no te pago ni a ti ni a nadie con ellos!
Administradora/Taxista
Hab. Av. FF.AA
manuelaortega26@hotmail.com
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