Mi país, ese en el que todos disfrutábamos ir de compras, ese en el que podíamos comprar lo que quisiéramos, donde quisiéramos, como lo quisiéramos, cuanto quisiéramos, sin distinción y con variedad de modelos, marcas, colores, cantidades, sin necesidad de hacer cola ni esperar a que le toque el número de cédula, sin esperar ticket, sin ser marcado, en orden, con respeto, sin madrugar ni acampar para poder comprar los productos imprescindibles para la vida cotidiana; no me explico cómo un país tan bendecido por la naturaleza tenga que verse en estos avatares. Tampoco me explico que después de haber pasado por tan larga temporada de benevolencia con los precios del petróleo ahora tengamos que vivir en la incertidumbre. Tampoco me explico qué hizo el Gobierno con todas las empresas expropiadas bajo la premisa de que quienes las tenían no producían o especulaban o acaparaban; ahora no sé cómo funcionan realmente.
Si el Estado tomó las riendas de las principales empresas de café, de azúcar, Lácteos Los Andes, entonces, ¿dónde están esos productos?, y así sucesivamente. Que me perdonen aquellos que están total y absolutamente de acuerdo con este sistema, pero creo que las revoluciones deben ser para recrear, reinventar, mejorar lo que ya está en funcionamiento, reparar lo que funcione mal, sin cambiarle el nombre ni la ubicación. Una enfermedad no se cura solo cambiándole el nombre, tampoco por ello va a dejar de ser enfermedad; por el contrario, se complica más la cosa porque entonces hay que invertir en otras herramientas para aprender a curar lo mismo. Tampoco es para que me tilden de un epíteto insultante; estoy clara en que tanto unos como otros solo velan por los intereses propios y de unos cuantos, no por el país en general.
Señores, con todo respeto expongo mis ideas, mis pensamientos y sentimientos, mis ideales son en pro de mi país, y creo que una crisis se resuelve desde dentro, que un jefe de familia no sale a exponerles a los vecinos sus problemas familiares esperando que se los solucionen; eso tiene que hacerlo en su propio núcleo familiar, exponiendo, agradeciendo, exhortando, apoyándose en los valores de tolerancia, libertad, sinceridad, honestidad, respeto, para sobre todas las cosas procurar mantener la armonía entre todos, para que los que habitamos este hermoso y generoso país vivamos como verdaderamente debe ser.
VILMA CENTENO
Habitante de La Vega (DC)
Comerciante
Correo: vilma_centeno@hotmail.com
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