La preocupación constante ante la escasez de alimentos nos hace vivir con nuevas rutinas, como ir de supermercado en supermercado a ver qué hay o estar en largas colas bajo el sol para tener la satisfacción de comprar leche, harina, café, azúcar, pollo o cualquier otro producto de la dieta diaria.
Pero en este momento estamos viviendo otro problema bastante grave: la escasez de medicamentos, pues aquellos enfermos crónicos que necesitan seguir un tratamiento de hipertensión o diabetes o quienes necesiten psicotrópicos no encuentran las medicinas para mejorar su condición.
El derecho a la salud está consagrado en nuestra Constitución, y aunque no mencionemos la falta de insumos en los hospitales públicos y clínicas privadas para la atención de emergencias, lo cual ya es un gran problema, ¿cómo pueden vivir los enfermos sin las medicinas para sobrevivir, en algunos casos, y para mejorar su calidad de vida en otros?
Se están formando clubes de buscadores de medicamentos en todo el país y por las redes sociales se ofrece el trueque o la donación de medicinas y se llega al extremo de querer venderlas. Se demuestra con eso que ya el desabastecimiento es preocupante. Y ¿qué pasa si el medicamento está en Maracaibo y el enfermo en Cumaná, y las empresas de encomiendas no aceptan enviar ese rubro? Hay que viajar o buscar un contacto que las recoja y luego se las entregue al enfermo.
¿Cómo llegamos a esta situación? Es casi algo patético porque ni en las farmacias pequeñas ni en las grandes cadenas hay dotación adecuada y tenemos que pedir, y si nos dan medicinas que no se usaron totalmente o que les falta poco para vencerse, sentimos alivio y agradecimiento.
¿Cuándo va a solventarse este problema, cuando en la causa de muerte se escriba “mengua”?
Mirtha Girón
Habitante de Guatire (Mir)
mirtag.giron069@gmail.com
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