Cuando era pequeña, Los Palos Grandes
era “monte y culebra”. Recuerdo que un tío materno me llevaba junto con mis hermanos
a recoger mangos por bojote, los comíamos allí mismo bajo la mata y nos
embadurnábamos con la pulpa suave y jugosa, quizás alguna vez llegué a pensar
que así sería el Paraíso de la Biblia.
Pasados tantos años la vida me
trajo a residenciarme ahí; ya no era lo mismo, todo había evolucionado para
bien o para mal, y al caso que me refiero ha sido para mal. Por qué esta
aseveración, pues la mayoría de los vecinos tienen mascotas perrunas de
diferentes tamaños y razas; hasta allí todo bien, lo malo es que permiten que
sus animalitos hagan sus necesidades en cualquier parte: acera, jardines,
calles, plazas. Hay excepciones, algunos dueños recogen el excremento de su can
y lo dejan en las papeleras adosadas a los postes de luz.
Esto tampoco es recomendable porque
no se sabe con cuánta frecuencia los encargados retiran los desperdicios de
estos depósitos para evitar descomposición y malos olores. Cuando se trata de
“aguas menores”, los dueños de los perritos dejan que estos se alivien en la
base de los postes, un peligro inminente con tanto cable enredado tipo pueblo, alguna
vez espero los arreglen modernamente. Esta secreción (orín) oxida las bases de
los postes.
Ojalá que no ocurra una tragedia
si llegaran a caerse. Alguien me dijo que la Alcaldía de Chacao por medio de la
Dirección de Ambiente estaba consciente de esto y que tenían un programa para
evitar un accidente por este inconveniente. Pero yo he visto con mis ojitos
solo algunos postes que han recubierto sus bases con cemento. Esperemos que
continúen rehabilitando el resto de los postes del municipio. Sugiero que las asociaciones
de vecinos de la comunidad tomen este problema con seriedad y mística,
convoquen asambleas y lleven expertos que expliquen lo que acá planteo. Es
justicia, alcalde Ramón Muchacho.
Edilia C. De Borges
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