Preocupa que seamos víctimas de él porque el mal no solo alcanza a los niños en cualquier instancia, sea deportiva o educativa; se puede encontrar de muchas maneras como el bullying laboral o en fiestas. Cada quien le ha dado un matiz a este problema.
En la escuela debemos prevenirlo, y una manera seria es enseñando a nuestros niños valores como la amistad, el amor por el otro, compañerismo, respeto, etc., ya que a temprana edad los muchachos aprenden nociones que les permiten comprender a sus prójimos.
En la escuela, aunque no nos demos cuenta, lo sufren los niños obesos a los que todos les dicen: “¡Epa, gordo!”, lo sufre la niña a la que la maestra le encontró piojos y lo anuncia delante de todos, lo padece el niño tímido de la clase a quien todos ven como el “nerd”, el que no es buen deportista, el que no baila; hay un sinfín de razones para que unos y otros decidan quién debe ser la víctima de turno.
Hay algunos niños que quizás no tienen la suficiente malicia para defenderse de estos ataques y hay otros como “el chistosito” de la clase; el “salido” o el conocido “bocón” que se las saben todas, son los que agrupan a su alrededor un aura falsa de respeto, de liderazgo mal asignado, y que se creen con todo el derecho de humillar a otros porque así les parece.
Son niños, y en muchos casos adultos, que la toman con el más desvalido, el que no se atreve a defenderse, el que no entiende cuál es el problema de ser diferente, y aunque en la mayoría de los casos solo son palabras estas hieren; evitemos pues esto, los padres seamos responsables, todos sabemos la clase de hijos que tenemos y debemos educarlos para que sean buenos ciudadanos.
Ninfa Durán
Vendedora/Hab. de Catia
ninfaduran4@gmail.com
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