Se hace necesario el perdón para lograr la verdadera liberación y felicidad, ya que el resentimiento crea infelicidad, todo lo que uno genera se proyecta hacia fuera.
El perdón es la llave del éxito en la vida de toda persona. La persona que no perdona, constantemente padece enfermedades y dificultades de todo tipo, envejece prematuramente y hace la infelicidad de todo aquel que lo quiere bien.
Perdonar y pedir perdón por todos nuestros errores, conscientes e inconscientes, nos llevará por el camino del progreso espiritual y económico en nuestra vida y en el mundo que nos rodea.
El resentimiento y el odio paralizan la evolución de una persona hasta el punto de perder una solución que pudiera ser bonita y satisfactoria.
Muchas personas culpan a la vida, a Dios, de ser infelices y de que les falta suerte; otras culpan a la familia en la que nacieron, a los padres porque les dieron o no les dieron, a las situaciones que viven actualmente, porque el río se lleva su vivienda, etc.
¡Y, aunque usted no lo crea! Usted es el único culpable y el responsable de todo cuanto le acontece.
Debemos perdonarnos primero a nosotros mismos por nuestros conceptos errados hacia la vida y sus circunstancias y comenzar a pensar en positivo al mismo tiempo que hacemos el esfuerzo necesario para vencer todas las dificultades.
Primero me perdono yo desde el corazón, sinceramente, con amor, y cuando estemos bien convencidos de habernos perdonado entonces comencemos a perdonar a los demás.
Haga el ejercicio, eso alivia, te dignifica, reconoces los errores y te transforma. Aprendemos que todos somos humanos y que en mayor o menor medida cometemos errores de esos que, a lo mejor, usted dijo que eran imperdonables, inolvidables.
No culpe a Dios de sus errores o de lo que llama infelicidad, revisemos lo hecho en el camino y miremos qué podemos hacer, y si es perdonar, ¡hágalo!
Isabel Báez de Escobar
Ama de casa
23 de Enero
ana09111@gmail.com
jueves, 13 de noviembre de 2014
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