En diciembre hacen escala los motivos más bellos del año. A esto se une que la mayoría de los habitantes de Venezuela profesan la fe católica, cuya iglesia universal festeja el nacimiento del Niño Jesús para recordar que ha nacido el salvador y luz del mundo.
Este acervo refleja que Dios llega cada año a salvar con su palabra, con su ejemplo, con su oración y buena nueva a todos los fieles creyentes, quienes regocijados en el amor y la fraternidad cultivan las tradiciones que pasan a cada generación.
Así que hoy es un día muy especial para los nacidos y criados bajo el simbolismo de la fe cristiana. Es un nuevo despertar donde los niños encuentran su recompensa por su buena actuación. Los jóvenes se hacen sentir con su alegría, música, ideales y determinación para conquistar espacios con la bandera de la templanza, motivación y participación activa.
Por supuesto, los adultos tienen un espacio vital en esta hora del aleluya al compartir en familia, demostrar buena conducta, pregonar con el buen ejemplo y acatar con respeto las leyes, normas y reglamentos que permiten abrir nuevas rutas y facilitar el tránsito hacia un mañana superior.
Por eso, la Navidad es una invitación a la esperanza. Un renacer hacia la construcción de novedosos sueños con responsabilidad y la noble actuación de todos. Por lo tanto, hay que esquivar lo mundano, lo inútil, lo baladí, lo perverso y lo egoísta. Es renovar y aplicar los valores y principios universales de amor, justicia, paz, lealtad y buena esperanza.
Dulce María Carpio
Educadora
Hab. de Chacao
dulcecarpio@gmail.com
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