La vida de todas las personas
en cualquier parte del mundo se encuentra ligada a procesos culturales, bien
sea adquiridos en el seno familiar o aprendidos en la sociedad; en este
sentido, cada cultura define, establece, da forma y sentido a un conjunto de
ideas, creencias y valoraciones sobre el significado que tiene el ser humano
desde la visión antropológica, bien sea hombre o mujer, cada género tiene sus
propios roles, y es mediante el proceso de socialización permanente que cada
individuo incorpora las normas, reglas, expectativas que existen alrededor de
su sexo.
Asimismo, se crean los
estereotipos partiendo de las creencias y prescripciones que la cultura
entreteje en torno al papel que juegan el hombre y la mujer en la sociedad;
ejemplo de esto lo constituyen las actividades hogareñas que se fundamentan en
las habilidades innatas que posee la mujer para realizarlas, mientras que en el
hombre predomina la ideología de ser el macho que debe salir a la calle a
trabajar y ser el sostén de su hogar.
Dejando de lado los
estereotipos y creencias culturales y adentrándonos en la cotidianidad,
observamos que hombres y mujeres son parte del sector productivo de la sociedad
aunque el hecho de que la mujer tenga responsabilidades fuera del hogar no la
excusa de su labor procreativa.
De manera general, puede
pensarse que las oportunidades para hombres y mujeres están cambiando; sin
embargo, en la vida cotidiana la visión estereotipada parece no modificarse con
la misma velocidad que las transformaciones sociales. Indudablemente la
presencia de la diferenciación biológica y sexual parece desvincularse de las
posibilidades de acción y crecimiento asociadas a los seres humanos.
A manera de reflexión podemos
señalar que la tarea de cualquier cultura es la de fundamentar y mantener una
serie de ideas, creencias y valoraciones que justifiquen las acciones o incluso
que permitan diferenciar a un grupo de otros. Es por esto que es necesario
detenerse un momento a reflexionar y reconsiderar qué es lo que los individuos
necesitan y las sociedades exigen, con el propósito de reconstruir los
parámetros dentro de los cuales es posible generar el camino de la equidad
tanto el hombre como la mujer en sentidos de igualdad y equidad, siendo este
nuestro pensamiento para todos los seres humanos. Por tanto, esto finaliza en
una triada desde la perspectiva socioantropológica; como lo es la cultura, el
género y la sociedad.
Trino González
No hay comentarios:
Publicar un comentario