Se
está satisfecho con la imagen que brinda el espejo día a día, ese es el reflejo
de lo que se quería ser de pequeño, o simplemente se tiene que estar de acuerdo
con eso porque la vida no ha dado otras opciones. Qué pasa cuando esa desidia
va más allá de la percepción que brinda aquel cristal, cuando el ser una
persona conformista eclipsa esas ganas de ser un mejor venezolano.
No
hay necesidad de tocar o señalar una sociedad que va en declive para poder
señalarse como individuo; ese conformismo que se lleva por dentro hace de
nosotros tener la sociedad que nos merecemos; el hecho de tirar un papel en la
calle implica algo más que una simple basura que se ha de acumular con otras tantas;
seguido esta va a parar a una alcantarilla y cuando llueva se ha de tapar, al
taparse las calles de seguro se van a inundar y así el ciclo se va a repetir.
Quizás esto parezca una exageración debido a que es un simple papel, pero son
cientos de individuos los que hacen esta acción a diario sin reparar en las
consecuencias.
Y
allí está la imagen de ese espejo, ¿que impulsa a esa persona a tirar un
desperdicio en la calle? La falta de propiedad hacia lo que debería sentir
suyo, el desinterés o simplemente la desidia; eso como tal nadie lo sabe, lo
que sí se puede afirmar es que las calles cada día presentan un mayor deterioro
y esto es causado por el venezolano y solo lo puede remediar el venezolano.
En
la medida que se quiera uno mismo va a querer lo que lo rodea, va a respetar y
sentir propio lo que se tiene alrededor.
Vamos
a querer cada rincón del país como si fuera cada rincón de nuestro cuerpo.
Cambiando eso también va a cambiar la imagen del espejo, de seguro será más
limpia porque se está respetando nuestra mayor esencia, el ser
venezolanos.
Bárbara
Callama
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