No
encuentro a persona alguna que me haga un comentario positivo de las líneas de
autobuses que circulan por nuestra capital; todo lo contrario. El maltrato a
estudiantes y a viejitos, así como la falta de modales, el exceso de velocidad,
las unidades destartaladas, los buhoneros, la inseguridad, etc., son los
ingredientes de ese “pan nuestro de cada día” que les hace la vida mucho más
difícil a los usuarios capitalinos.
Cuando los transportistas quisieron aumentar el pasaje casi 100%, se encontraron con una fuerte protesta de usuarios y la oportuna intervención de las autoridades.
No les quedó otra que desistir de su irresponsable actitud, que en ocasiones obliga a pensar que tienen una intención oculta y politiquera. Realmente, no sé qué hubiese pasado antes del “saboteo” de las líneas de transporte si no hubiera sido por la pronta respuesta del sistema Metrobús.
Se redoblaron unidades para poder asistir a usuarios que fueron víctimas del abuso continuo de las líneas. El Metrobús es un claro ejemplo de cómo una empresa gerenciada por el Estado funciona mil veces mejor que las del sector privado. Y eso que estas hacen “platica de la buena”. El pasaje a Bs 35 (40 pasajeros cada viaje, 10 viajes diarios) en 20 días hacen mínimo Bs 280 mil. Además, los cauchos y repuestos no se compran ni cambian diariamente.
Otra cosa: piden aumento cada vez que quieren y sin ofrecer a cambio el acondicionamiento de sus viejas unidades.
Observando el recurrente comportamiento de las líneas, se presenta una valiosa y estratégica oportunidad para que el Estado acelere su presencia en los sectores donde a diario operan esas empresas. Da dolor ver las largas colas que se forman cuando las líneas de autobuses retienen sus unidades como medida de presión para lograr el desconsiderado aumento del pasaje. Eso debe parar y es allí donde el Estado debe intervenir.
Con las unidades modernas, con aire, pasaje regulado, conductores educados, como es el caso del Metrobús, las líneas privadas no les quedará otra que “ponerse las pilas”, porque los usuarios preferirán cada día más la empresa gerenciada por el Estado.
Cuando los transportistas quisieron aumentar el pasaje casi 100%, se encontraron con una fuerte protesta de usuarios y la oportuna intervención de las autoridades.
No les quedó otra que desistir de su irresponsable actitud, que en ocasiones obliga a pensar que tienen una intención oculta y politiquera. Realmente, no sé qué hubiese pasado antes del “saboteo” de las líneas de transporte si no hubiera sido por la pronta respuesta del sistema Metrobús.
Se redoblaron unidades para poder asistir a usuarios que fueron víctimas del abuso continuo de las líneas. El Metrobús es un claro ejemplo de cómo una empresa gerenciada por el Estado funciona mil veces mejor que las del sector privado. Y eso que estas hacen “platica de la buena”. El pasaje a Bs 35 (40 pasajeros cada viaje, 10 viajes diarios) en 20 días hacen mínimo Bs 280 mil. Además, los cauchos y repuestos no se compran ni cambian diariamente.
Otra cosa: piden aumento cada vez que quieren y sin ofrecer a cambio el acondicionamiento de sus viejas unidades.
Observando el recurrente comportamiento de las líneas, se presenta una valiosa y estratégica oportunidad para que el Estado acelere su presencia en los sectores donde a diario operan esas empresas. Da dolor ver las largas colas que se forman cuando las líneas de autobuses retienen sus unidades como medida de presión para lograr el desconsiderado aumento del pasaje. Eso debe parar y es allí donde el Estado debe intervenir.
Con las unidades modernas, con aire, pasaje regulado, conductores educados, como es el caso del Metrobús, las líneas privadas no les quedará otra que “ponerse las pilas”, porque los usuarios preferirán cada día más la empresa gerenciada por el Estado.
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