Nunca puedes permitirte caer
en la tristeza de perder la esperanza, en dejar de creer en un futuro mejor, en
dar por sentado que nada cambiará.
Dejar a Venezuela en las
manos de la desesperanza es un error hoy muy común, las circunstancias en las
cuales se encuentra el país no ofrecen un futuro alentador para cientos de
venezolanos que día a día son parte de lo que a hoy todos nos enfrentamos en la
calle, en la universidad, en el trabajo y en el supermercado.
Cada quien puede tener su
opinión y ser simpatizantes de cualquiera de las tendencias políticas que se
desarrollan en el panorama nacional, esto no está mal y decir quién tiene o no
la razón solo llevan a confrontaciones sin sentido.
Si quieres buscarle sentido a
algo, búscale el sentido a Venezuela y te encontrarás con miles de razones por
las cuales tener esperanza, razones que te mostrarán que ninguna circunstancia
por más oscura que sea podrá opacar el brillo de la grandeza de esta nación.
Es fácil olvidar sí, pero si
abrazas la esperanza podrás ver y recordar esa grandeza venezolana en una tarde
cualquiera en las faldas del Waraira Repano (El Ávila), en un amanecer en el
páramo merideño o en un anochecer en la bahía
de Cata.
Sin importar a donde te dirijas
no faltará un pedacito de paisaje que te recuerde las miles de razones por las
cuales Venezuela brilla, los miles de sabores de nuestra cocina, la mirada de
nuestra gente, la lucha escondida detrás de la historia de libertad que no solo
nos arropa como país, sino que alcanza para arropar todo un continente.
Por eso, no pierdas la
esperanza, Venezuela nació en medio de la grandeza, grandeza que rige nuestros
destinos, grandeza que otros seguirán.
No pierdas la esperanza.
Marcos Alejandro Sáenz Scala
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