Cada vez que Zamurito, apodo con que se conocía a Pablito Fuente, salía de rumba, Gregoria, su mujer, quedaba aterrada en su humilde vivienda, pues bien sabía que llegaría al siguiente día, borracho, sin un centavo en los bolsillos y formando problemas, sumamente agresivo con ella y a veces contra sus hijos.
Todo el sector de Las Rurales, en Punta Cardón, conocía el drama en que se desenvolvía la desventurada Goya –así la llamaba todo el mundo–. Iban pasando los días y los meses y con ellos llegaban más muchachos a la familia. La prole aumentaba junto con las dificultades.
Goya se envalentonó y se atrevió a enfrentar a Zamurito, a quien le recriminaba su irresponsabilidad permanente y sus faltas de respeto al entorno familiar. La respuesta fue inmediata: “Toma lo tuyo”, seguido de una trompada que zampó al piso a la desventurada mujer.
Una vez que Goya estaba ensu casa, ubicada frente a las aguas de El Golfete de Coro, se le acercó su compadre Mile Medina, conocido líder del sector y hombre de gran sensibilidad social, y propuso darle una lección definitiva al desconsiderado Zamurito, le ofreció su apoyo y el de la comunidad. Por supuesto, Goya aceptó.
Llegado el viernes, Zamurito se acicalaba para salir a su rumba semanal y ordenaba a su mujer que le tuviera preparado a su regreso un buen plato de sopa y “mucho cuidado” si no lo tenía.
Regresó el domingo en la madrugada, sumamente ebrio, se acostó en su chinchorro y cayó dormido. De inmediato, llegaron los vecinos, previamente preparados, y le cosieron el chinchorro de tal manera que no pudiera salirse.
Luego llamaron a Goya, le entregaron un rabo de raya y le dijeron: “Es tuyo, desquítate”. La rabia de la mujer no se hizo esperar. Empezó a darle latigazos a diestra y siniestra. El infortunado dentro del chinchorro se revolvía como una culebra, pero no podía salir. Juraba por su madre portarse bien.
Y así fue. Hoy, Pablito y Gregoria viven felices gracias al contragolpe.
MIGUEL VÁSQUEZ
mivasquez7@hotmail.com
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